martes, 23 de noviembre de 2010

cinquecento

El "Cinquecento"
- El siglo XVI es el momento del pleno Renacimiento. Como centro del arte la ciudad de Roma.

Los Arquitectos del Cinquecento (siglo XVI)
- La capitalidad del arte pasa de Florencia a Roma, bajo el mecenazgo de los Papas (Julio II,
León X y Sixto V).
- Para demostrar el poder creciente de la Iglesia y el Estado se recurre al clasicismo: se utilizan
con mayor rigor los órdenes clásicos; es un arte solemne y monumental pero se huye de todo
colosalismo deshumanizado, predominando la medida, el equilibrio y la proporción; disminuye,
prácticamente desaparece, la menuda decoración anterior, prefiriéndose una decoración basada
en los efectos monumentales de los elementos arquitectónicos; empleo de frontones triangulares
y semicirculares en combinación; se impone el uso de plantas centralizadas con cúpula símbolo
del orden divino existente en el universo.
A) Donato Bramante
- Se inicia bajo las formas anteriores pero cambia hacia un nuevo clasicismo: cautivado por las
ruinas romanas, por sus volúmenes grandiosos y sus perspectivas colosales; muestra preferencia
por las estructuras simples, es lo constructivo lo que le interesa especialmente; se interesa por los
problemas de geometrismo, perspectiva y simplicidad, características de toda la arquitectura del
XVI.
+ San Pietro in Montorio
+ Proyecto de San Pedro del Vaticano

B) Antonio Sangallo, el Joven
- Sigue la línea de sobriedad de Bramante, característica del Cinquecento romano tanto en
arquitectura como en escultura y pintura.
+ El Palacio Farnesio

C) Miguel Ángel Buonarroti
- Considerado como el iniciador del Manierismo en arquitectura, busca los grandes efectos
espaciales.
+ San Pedro del Vaticano
+ La escalera de la Biblioteca Laurenciana
+ Sacristía de San Lorenzo
+ Ordenación de la Plaza del Capitolio en Roma

La escultura del Cinquecento (siglo XVI)
- En contraposición al siglo XV, y del mismo modo que en arquitectura, el XVI va a ser el
predominio de lo romano frente a lo florentino.
- En lo estrictamente formal, las delicadezas cuatrocentistas y el amor el detalle menudo, van a
ceder el paso a una grandiosidad monumental y simplificadora, ya intuida en las obras de Jacopo
della Quercia.
A) Miguel Ángel Buonarotti
- Uno de los máximos genios de la Historia, fue poeta, pintor, arquitecto y, sobre todo, escultor.
- Su calidad excepcional y su extraordinaria sabiduría frente a las formas del cuerpo y las
complejidades del espíritu, hacen de Miguel Ángel el prototipo universal del escultor, capaz de
expresar en mármol cualquier concepto, idea o propósito, aun el más complejo. Sus figuras,
realizadas en mármol blanco de Carrara, son siempre grandiosas, monumentales y muestran una
gran vitalidad. En su tiempo fue ya casi divinizado y sus obras, incluso las inacabadas, han sido
durante siglos, modelos fervorosamente estudiados.
- De personalidad llena de rebeldía e idealismo, pasó su vida tras la busca de la Idea de Belleza,
sus figuras no son reales, sino ideales.
- Sus primeras obras son aún clásicas, inspiradas directamente en las antiguas, pero tras conocer
la obra de Jacopo della Quercia su monumentalidad imprimirá un giro definitivo a su obra. El
equilibrio entre forma bella y movimiento, propio del Quattrocento, lo rompe en favor del
movimiento, hasta llegar a reflejar en sus obras gestos y actitudes delirantes, vía que seguirán el
Manierismo y el Barroco.
+ Pietá del Vaticano
+ David
+ El Sepulcro del Papa Julio II: El Moisés y los Esclavos
+ Sacristía Nueva de San Lorenzo: Capilla funeraria de los Médicis
+ Pietá Rondanini

La pintura
La pintura del Cinquecento supone la cumbre del Renacimiento italiano. Se desarrolló, como su nombre indica, en la Italia del siglo XVI, pero no abarca toda la pintura de ese siglo, sino solamente la del primer tercio, ya que el clasicismo y el equilibrio propios de este Alto Renacimiento desaparecen a partir de la década de los veinte. Para el período 1520-1600 se prefiere usar el término de Pintura manierista. Representan la cumbre del renacimiento tres maestros de la escuela florentina que, sin embargo, destacarán por sus trabajos en otras ciudades, especialmente Roma: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti y Rafael Sanzio. Sigue trabajándose sobre todo temática religiosa, pero se tratan también otros temas. Los pintores ya no se obsesionan con la perspectiva lineal y geométrica, sino que procuran una mayor naturalidad en sus obras. Alcanzan así un clasicismo que expresa un mundo en orden y perfectamente equilibrado entre fuerzas aparentemente contrapuestas como la dualidad entre lo real y lo irreal o el movimiento y el reposo. Rafael y las obras de juventud de Miguel Ángel ejemplifican esta serenidad ideal, buscando el modelo ideal que subyace a las formas naturales del cuerpo humano. Leonardo da Vinci

A)Leonardo Da Vinci (1452-1519) encarna al hombre renacentista por antonomasia, por las muy diversas formas del saber que atrajeron su atención. Como pintor, es la figura que ejemplifica el tránsito del Quattrocento al Cinquecento. Sus obras no son realmente muchas, pero sí de gran trascendencia para la historia de la pintura. Destaca su contribución con la técnica del esfumado, técnica consistente en difuminar las sombras de la persona pintada hasta que se confundan con el fondo oscuro. De esta manera desaparecen los marcados perfiles propios del Quattrocento. Gracias a estos contrastes de luces y sombras se logra una impresión de profundidad. El dibujo preciso da paso a un uso del color para transmitir la sensación de profundidad. Sus paisajes, envueltos en una atmósfera neblinosa, y en los que se ha logrado la sensación de profundidad gracias a las gradaciones de color, están dotados así de un encanto misterioso. Igualmente enigmática es la típica sonrisa que da a sus personajes, un poco ambigua, que no transmite con precisión cuál es el estado de ánimo del retratado. El ejemplo máximo de este rasgo es La Gioconda.
Otra obra emblemática de Leonardo es La última cena que realizó para Santa María de las Gracias cuando estuvo al servicio de Ludovico Sforza en Milán. Vasari detalla de qué manera trabajaba Leonardo, con gran minuciosidad, muy lento, estudiando cada pincelada. De ahí que su producción sea tan limitada, y parte de ella inconclusa. Su gran proyecto para Florencia, un fresco con la Batalla de Anghiari en la sala del Palazzo Vecchio se cree que no se llegó a ejecutar; en cualquier caso, a tiempos modernos sólo han llegado copias de su dinámica composición. Dentro de su producción religiosa, destacan La Virgen de las Rocas y la Virgen y Santa Ana, obras de rigurosa y equilibrada composición triangular en las que puede apreciarse el típico claroscuro leonardesco.

B)Miguel Ángel
Miguel Ángel (1475-1564), pertenece a una generación posterior a Leonardo. Es quizá la figura más completa del Alto Renacimiento, pues realizó obras escultóricas, pictóricas y arquitectónicas.
Su obra cumbre como pintor son los frescos que realizó en la Capilla Sixtina: primero la bóveda (1508-1512) y veinte años después el Juicio Final (1533-1540). Las diferencias de estilo entre una y otra composición evidencian el tránsito del Alto Renacimiento al Manierismo. En la bóveda se representan las tres artes: gracias a la pintura, las figuras parecen auténticas esculturas que se enmarcan en una arquitectura ficticia de pilastras y cornisas. Aunque de dimensiones sobrehumanas, en la bóveda sigue primando la serenidad, la perfección, el equilibrio clásico. Distinto es el Juicio Final del testero, composición abigarrada y nerviosa, plena de dramatismo y pesimismo.
Sus obras reflejan la terribilità, una fuerza dramática y enérgica que desprenden. Al mismo tiempo, su trabajo en la Capilla Sixtina es complejo, pues no hay una idea o proporción común a todos los frescos, sino que hay diferentes puntos de vista y de tamaños, hablándose entonces de una «multiperspectiva». Predomina en esta obra la representación anatómica de la figura humana en detrimento del paisaje, que nada interesa a Miguel Ángel. Y todo ello a través sobre todo del dibujo y la forma, el volumen, sin que tampoco haya en Miguel Ángel especial cuidado por el cromatismo. No son composiciones rígidas, sino que las posturas, las torsiones, la composición de los personajes, transmiten la idea de dinamismo y fuerza que lo alejan de la reposada serenidad del Alto Renacimiento y lo aproximan inexorablemente al dramatismo manierista y luego barroco.
La influencia de Miguel Ángel en el desarrollo posterior de la figura es enorme. Las posturas de sus figuras, su dinamismo, los escorzos a veces imposibles, el ilusionismo de sus arquitecturas, todo ello se transmitirá al manierismo y llegará hasta el Barroco.

C)Rafael
Posiblemente sea Rafael (1483-1520), el más joven de los tres, quien mejor represente la idea de equilibrio y orden en la pintura renacentista. Cristalizan en él las ideas clasicistas propias del humanismo y la mesura y proporción que pretenden reflejar el ideal. Aunque tuvo una vida más corta que los otros grandes maestros, su obra es más copiosa en la medida en que se centró más en la pintura, y contó con la ayuda de un amplio taller.
Se puede apreciar en Rafael la existencia de diversos momentos, pues iba sintetizando las diversas influencias que recibía, y las asimilaba como algo propio que iba añadiendo a su estilo. En sus primeras obras es obvia la influencia de Perugino, en la suavidad de sus personajes, enmarcados en composiciones geométricas que lograban sensación de profundidad mediante planos paralelos; sus Desposorios de la Virgen, por ejemplo, son claro trasunto de obras análogas de su maestro, como otros Sposalizio della Vergine o Jesús entrega las llaves a san Pedro, en el Vaticano.
Más tarde, Rafael estuvo en Florencia, y allí la influencia de Leonardo dan un toque de delicadeza a sus Vírgenes, con suaves sonrisas y modeladas con el claroscuro típicamente leonardesco; copia la composición triangular de Leonardo en numerosas Madonnas. La aportación más original de Rafael es su concepción espacial, al lograr transmitir sensación de profundidad y amplitud.
Cuando se instala en Roma en 1508, entra en contacto con la obra de Miguel Ángel. La grandiosidad de sus representaciones en la bóveda de la Capilla Sixtina, y ello dota a la obra de Rafael de una mayor fuerza y monumentalidad. A esta época pertenecen las Estancias de Rafael en el Vaticano, con contenido desigual en la medida que pasaban los años y el estilo se iba amanerando. Algunos frescos son propios de Rafael, mientras que en otros se ve más la mano de su taller, en particular de Julio Romano. Así, la Sala de la Signatura es pleno Cinquecento, auténtico Alto Renacimiento en estado puro, en cambio, el dinamismo y el desequilibrio aparecen en La expulsión de Heliodoro del templo o en El incendio del Borgo, con mayor dramatismo y violencia. El nerviosismo y la asimetría característicos del Manierismo se ven en su última obra, inacabada, la Transfiguración, con esos dos planos diferentes: el celestial y el terrenal, tratados también de manera distinta.



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